domingo, 28 de noviembre de 2010

El grupo G-20 y el fin de la unipolaridad


Más allá de los datos serios que siempre buscamos para interpretar lo que ocurre en este planeta hay espacio para alegrías o tristezas. Muchas veces no puedo dejar de deprimirme por el sesgo que toman los acontecimientos, como cuando los gringos invadieron Irak, y en otras no puedo dejar de alegrarme como cuando en la reciente reunión del G-20 celebrada en Corea del Sur, los norteamericanos –encabezados por el cada día más pálido Obama– comprobaron que todas sus exigencias, que antes hubiesen hecho temblar al mundo, eran desoídas por los mandatarios de las otras potencias y los representantes de los países emergentes. Suena bien que la superpotencia –que bombardeó Belgrado sin la anuencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que lleva medio siglo bloqueando Cuba, que invadió Panamá y Granada, que destruyó la economía nicaragüense a través de los 'contras’ y, no hace mucho, tramó la caída del presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya– llegue a comprobar que, por el momento, sus deseos han dejado de ser órdenes. ¿Por qué me alegro? Simplemente porque sé que un mundo unipolar, manejado por una potencia adolescente como los EE.UU., no es un lugar seguro para vivir. No me hago ilusiones con los nuevos liderazgos, pero sí me entusiasma que ninguno de esos liderazgos pueda ser omnipotente y que por tanto haya necesidad de negociar. En las negociaciones, que están hechas de idas y venidas y también de trucos, presiones y trampas, siempre hay más posibilidades de encontrar caminos más justos y sensatos.Recuerden al tontito de Bush II vociferando amenazas y redoblando tambores de guerra contra Irak e invadiendo el mundo de mentiras con la complicidad de dos canallas como Blair y Aznar. Hicieron lo que se les dio la gana y los resultados, como es lógico, fueron y siguen siendo desastrosos. Mucho, muchísimo peores de lo que dice la mayor parte de la prensa internacional.Ahora el ex líder de esta infamia acaba de publicar un libro en el que justifica la tortura. ¡Sí, justifica la tortura! Cuando es sabido que las informaciones obtenidas bajo tortura, además de ser inhumanas, bárbaras e ilegales, suelen no contener más datos que los que los torturadores exigen escuchar, sean estos ciertos o no. El ex presidente de los EE.UU. se pasea ahora por su país firmando la basura que avala y repite una frase que solo un idiota puede tomar en serio: “El mundo es un lugar más seguro sin Saddam Hussein”.El único inconveniente es que esa seguridad se ve disminuida por el aumento gigantesco de personas que odian a los EE.UU. y que serían capaces de dar su vida para quitar la de un gringo o destruir un bien de ese país. Mató a uno que no fregaba y engendró a miles dispuestos a fregar

miércoles, 7 de enero de 2009

Los animales de Etiqueta Negra


La soberbia de la especie humana no se compadece de sí misma. Por tanto, es lógico que menos se compadezca de las otras especies animales. Lo que leí en la irreemplazable revista Etiqueta Negra no solo confirmó mis sospechas sino que me dio argumentos para amargarme con más intensidad cada vez que el espejo me revela que pertenezco al grupo de depredadores bípedos, vanidosos y egocéntricos más formidables que la naturaleza ha construido (o Dios, para que no haya excluidos que abandonen, en este instante, la lectura). Describe Charles Danten, veterinario canadiense, en su artículo 'El hombre es el peor enemigo del perro’, las maneras siniestras como el ser humano ha manipulado a los descendientes del lobo para obtener productos extraños destinados a satisfacer su curiosidad, llenar su bolsillo y reforzar su ego.Pregunta Danten: “¿En qué se parecen un lobo y un perro pekinés?”. En nada. En realidad, parecen tan distantes el uno del otro como una jirafa lo podría estar de un elefante. Pertenecen, sin embargo, a la misma especie con la diferencia de que el lobo, Adán y Eva científicamente comprobado de todos los perros, posee una lógica biológica, producto de la selección natural, que le permite no solo vivir en armonía con el medio ambiente, sino disponer de un organismo que está en armonía con las funciones que debe cumplir. Por el contrario, sus descendientes, alterados por la manipulación humana, enfrentan dificultades que, en muchos casos, le producen indecibles padecimientos. Afirma Danten que lobos y humanos “pertenecen al mismo nicho ecológico” y especula que el inicio de la relación entre ambas especies se dio cuando, luego de matar una loba, nuestros antepasados llevaban con ellos a sus cachorros. Estos se adaptaban perfectamente a su nueva 'manada’ y terminaban por creerse, como ocurre hoy con las mascotas, que pertenecían a la misma especie. Las historias relatadas sobre niños criados por lobos son fascinantes y confirman que los primeros años de vida marcan conductas difíciles de alterar. Los padecimientos de algunas de las por lo menos 400 razas caninas inventadas por el hombre son atroces y ya se han descubierto en ellas no menos de 300 enfermedades congénitas. Los labradores “están expuestos al enanismo, a problemas oculares, enfermedades en los huesos, hemofilia y alergias”. Los collies actuales tienen el hocico más largo y estrecho y los ojos más pequeños. “El 70% tiene problemas genéticos en los ojos y el 10% se queda ciego. Los perros de orejas colgantes sufren, casi todos, de otitis crónica”. El San Bernardo padece de “hipoactividad, intolerancia al ejercicio” y una deficiente regulación térmica de su cuerpo y deterioro de sus articulaciones. “Los cuartos traseros de perros pequeños, como el de agua, pomerania, shitzu o maltés, están tan deformados que el hueso de la rodilla se sale de su articulación al menor movimiento en falso”. La lista es interminable e invita a la vergüenza, a la reflexión y a leer el artículo de Danten en el número 67 de la revista Etiqueta Negra.